lunes, 27 de julio de 2009

El único destino

Sete, sur de Francia (Ciudad natal de Georges Brassens)


Todo empieza por un gesto amable,
un ademán de cariño y agrado
que nos torna el gesto en sonrisa
y nos empuja a la calle en promisorio menester.

Luego los nervios, la indecisión, la justa combinación
que sepa expresar sin palabras todo aquello
que no sabemos decir; Los ojos cómplices de la florista
que miran a los nuestros, algo tímidos, algo nerviosos,
algo alegres, siempre ilusionados.
Luego el concurrir en la la absurda sentencia "espero que le guste"
y la no menos absurda, aunque consabida respuesta "seguro que sí".

El recorrido de vuelta a casa no es fácil,
una fuerza inexplicable concentra todas las miradas en nuestra mano derecha
como las concentra el fuego de artificio en noche de verano.
La cosa es aún peor, si de camino, la obligación o la urgencia
nos detiene de nuestra marcha furtiva aunque sea por unos instantes:
Las chicas de la panadería vienen prestas a atendernos,
parece que más alegres que ayer, y entre dientes murmuran un audible
"mira, ¿será para ti?" ante nuestro creciente rubor,
que disimulamos como podemos con una oportuna carcajada que nos saca del atolladero.

Por fin el momento esperado.

Tan precioso regalo nunca pasa desapercibido,
siempre es motivo de exaltación, de euforia, acaso de lágrimas,
siempre de nervios, de igual modo para el que recibe y para el que ofrece.

Pero no termina ahí su periplo,
como sería de esperar de cualquier otro regalo,
y más aún si el florido encuentro tiene lugar, por ejemplo,
en una estación de bus, en una oficina o en un aeropuerto.

Una chica con flores en la mano brilla con luz propia,
sobrevuela doquiera que esté de principio a fin,
y es el centro de atención de todos quienes la miran desde abajo
con mirada absorta.

Jamás un objeto creó sentimientos tan encontrados.
La chica joven, ensimismada en sus auriculares,
escucha su musica infernal ajena a tales parafernalias amorosas.
La otra, la del banco de enfrente, mira el ramo y a la chica,
y un gesto acre cruza su rostro hasta despertarle la más amarga de sus nostalgias.
El chico que la acompaña baja la cabeza,
desarmado ante tanta belleza y tanto amor
que tal vez sienta o sintió,
pero que le incomoda a tal punto que aparta su mirada
como cegado por un sol abrasador.

La señora mayor que espera con su bolsa de asas y su paraguas
sonríe y se estremece minuciosamente,
como si ella misma fuera esa joven rebosante de hermosura,
como si ella conociera ya ese sentimiento
aunque ya con olor a alcoba y alcanfor.

Una flor tiene un solo destino:
estar en las manos de una mujer,
y pasar de la soledad de su campo o su jardín,
a adornar lo más concurrido de nuestros corazones.
.
Pasenlo bien y sean felices
Pd: Muchas gracias por el empujón en horas bajas como estas.

8 comentarios:

  1. Pero bueno Chaval,... ¿Que quieres? ¿Quitarme el puesto?,... Jaajaja,... Bien escrito y descrito.

    Expresiones florales varias.

    PD.: Bonitas fotos las del Pirineo Aragonés.

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  2. jeje Nuestras vidas divergen de tal forma que nunca podremos coincidir en puesto alguno :)

    A ver si esta vez lo consigo, y podemos quedar...

    Saludos

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  3. Teodoro W. Adorno gato27 de julio de 2009, 23:18

    Esos lugares que nos muestras deben ser bonitos, pero apuesto a que lucen así de hermosos por la forma en que tú los miras (a través de la lente en esta ocasión).

    Por otra parte y sin ánimo de ofender, empiezo a convencerme de que el cannavá se está perdiendo a un gran autor de comparsa (de las buenas che).

    Abrazo confiado con palmaditas y demás.

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  4. No sé como tomarme eso de las comparsas... por ahora mi ciudad me inspira en muchas sentidos, pero no en la escritura... el chovinismo característico no está en mi ramillete de virtudes :)

    Gracias por tus abrazos y tu presencia, siempre bienvenidos

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  5. Teodoro W. Adorno gato28 de julio de 2009, 18:46

    Te lo decía precisamente por que esa combinación de sensibilidad sin chovinismo ni demagogia es tal vez el nuevo aire que la comparsa está necesitando hace muuucho mucho tiempo. Y no mencioné a la chirigota por que esta hace rato que fue engrandecida por, entre otros, La Factoria ;)

    Beso y chau

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  6. oleeeeee

    eso se merece una copita de manzanilla (que no sea 501, che!) y un puñaito de papelillos por lo alto...

    besos mil

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  7. Jajajaja!
    O unos chicharrones aderezados con una copa de brandy en trago largo (magno, por supuesto) con Raza Mora como música de fondo...
    Qué arte joé!

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  8. Mmmmmm chicharrones con brandy... la nostalgia me corroe.....

    Gracias por dejarte caer por aqui.

    Saludos

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