lunes, 21 de julio de 2008

Da vergüenza decirlo

Con el paso de los años, e imagino que debido a las malas experiencias, noto que somos cada vez más reticentes a mostrarnos tal y como somos, a hacer un hueco a los demás en nuestras vidas y a mostrar los sentimientos.

Entonces se despliega un abanico de tácticas de autodefensa, a modo de coraza, una constante medida de los sentimientos y de la forma en que los exteriorizamos, un cálculo matemático de las llamadas, los contactos, las citas, un no querer mostrarse tal y como uno es por miedo a no sabemos muy bien qué.

Imagino que nuestra mente y la naturaleza son sabias, y al final, toda esta parafernalia innata a modo de contraofensiva tendrá un buen fin, aunque lo cierto es que hace el día a día bastante incómodo, y siembra constantes dudas del tipo "¿que sentirá...?" en las personas que nos rodean.
En mi caso particular, frente a frente con alguien así, me siento bastante incómodo, ya que el gesto de la otra persona siempre es un buen indicativo de si estamos haciendo las cosas bien o no, y esa falta de expresividad despierta mi empatía hacia ella, me hace preguntarme constantemente acerca de sus sentimientos, lo cual me cansa y me desgasta rápidamente el ánimo...

Tal vez sea mejor caminar desprovistos de máscaras, mostrarnos como somos, y emplear el esfuerzo en tenerlo todo ordenadito por si acaso algún día tenemos que recomponer los pedazos...

El siguiente poemita de Luis garcía Montero creo que plasma a la perfección este sentimiento, y la forma en la que nos corroe casi más que nos protege, esa "derrota cómoda sin heridas mortales".

Da vergüenza decirlo

Con los ojos vendados
para que no pudieses recordar el camino,
intenté conducirte al refugio sereno donde guardé mi vida.
Da vergüenza decirlo,
pero a veces los años construyen una casa de medios sentimientos,
de verdades medianas, de pasiones dormidas como animales viejos,
de cenizas y sueños humillados.
Y el cuerpo se acostumbra, y las sombras apoyan su cabeza
en un pecho de sombra, y el corazón se siente en paz o se doblega
a una derrota cómoda sin heridas mortales.
Da vergüenza decirlo.
Con los ojos vendados para que no pudieses recordar el camino,
intenté conducirte a mi mundo sereno de verdades a medias.
No me ha sido posible.
Esta noche insegura, que mueve los relojes
con la prisa de tu pulso más vivo,
me envuelve y me repite:
no te ha sido posible.
Esta noche de viento, que fué soltando amarras
hasta quedarse tuya como un delirio de melena negra,
me llama y me confirma: no te ha sido posible.
Esta noche de gente que pasa por las calles con tus ojos,
con la forma que tienes de vestirte, con tu sonrisa de país lejano,
esta noche me empuja y me convence: no te ha sido posible.
Y aquí estoy yo, que voy soltando amarras hasta quedarme tuyo
y camino hacia el mar con los ojos cerrados,
como una barca deja su refugio,
una barca feliz que se repite: no me ha sido posible,
porque nada me importa, sólo tu piel, la piel de una tormenta.
Da vergüenza decirlo.
Luis García Montero
(Completamente viernes)

3 comentarios:

  1. Te vas superando colega!
    Muy pero que muy bueno.
    Un abrazo pichita!

    Nos vemos en Cai!
    Con las tijeritas!
    Óle!
    Muero en Cai!

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  2. Mañana por la noche clavo la rodilla contigo en la playa victoria. Viva el carnaval y la factoría... y los antiguos medallistas... :)

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  3. Qué gracia oiros así. Linda tierra donde clavar las rodillas, sí señor. Un abrazote andaluz y playero, yo que estoy a solo unos metros del mar ahora.

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