lunes, 2 de marzo de 2009

No cesan



No cesan. No cesan de sorprenderse estos ojos de ver el transcurrir de la vida. No se cansan de ver la alegría en los gestos, fruto de las casualidades más grandes o las esperanzas más desoladas.

Hubo un tiempo en que me dejé morir. Hubo otro tiempo, el mayor de ellos, en que estuve vivo sin saber por qué. La muerte era maliciosa por naturaleza, por algún motivo había que rechazarla y seguir vivo, aunque no se supiera muy bien por qué.

De un tiempo a esta parte me ronda un pensamiento en la cabeza, que por momentos se me escapa pero vuelve cada vez más afianzado. Ya sé por qué no quiero morir. Ahora la vida tiene sentido.

Hace ya un tiempo levanté la cabeza y miré al frente, a esa dirección inconsistente y oscura que nos produce vértigo y nos ciega: un viaje, un billete de tren, una ciudad por explorar, unas playas vírgenes que andar, nuevos amores que sentir, el tacto de tu piel en la punta de mis dedos, unos nuevos ojos que adorar en la penumbra de las tardes…

Ahora sé que la vida tiene sentido, siempre lo tuvo, solo que ahora se muestra más fuerte que nunca; años de trabajo se interpusieron de por medio.

Yo, puede que el más cobarde de todos, probablemente el que cuando la nostalgia o la pesadumbre le embargan debería releer una y otra vez las cosas que escribe en noches como hoy, quiere tener la frivolidad de darles una brizna de su ánimo a los amigos de su refugio, y dedicarles este precioso poema de Ángel González.


Sean felices.



La lágrima fue dicha...
Olvidemos el llanto y empecemos de nuevo, con paciencia, observando a las cosas hasta hallar la menuda diferencia que las separa de su entidad de ayer y que define el transcurso del tiempo y su eficacia.


¿A qué llorar por el caído fruto, por el fracaso de ese deseo hondo, compacto como un grano de simiente?


No es bueno repetir lo que está dicho. Después de haber hablado, de haber vertido lágrimas, silencio y sonreíd: Nada es lo mismo.


Habrá palabras nuevas para la nueva historia y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.



Nada es lo mismo

Ángel González

3 comentarios:

  1. ¡¡Vaya texto Chavalote!!,... muy bueno,... siento no haberte visto por Cádiz,... tu regalo todavía me tiene alucinado.

    Expresiones Maltesas varias.

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  2. :) muy grande la sonrisa
    martes

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  3. Muchas gracias por tu visita amiga, y por tu sonrisa.

    .... y a ver si me coges el teléfono, jodía!!

    Pablo

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