Le dedico este poema MARAVILLOSO al capitán escarlata, cuyos sueños marineros, afines a los míos, espero naveguen de una misma amura algún día, hacia rumbos comprometidos, o abarloados en algúna caleta perdida.
Un abrazo.
Puerto viejo de Donostia
Surca la mar la lancha bonitera
y, escondido el anzuelo en la panoja,
el acerado pez que a ella se arroja
víctima cae de su codicia fiera.
Mientras tanto el motil, en la caldera,
hierve el aceite so la brasa roja.
Unas cebollas de su piel despoja
y pica bien con prontitud ligera.
De un bonito la carne palpitante
corta en pequeños trozos, que sofríe
con buen tomate y pimiento picante,
luego con agua hirviente lo deslíe
y así lo deja a que en hervor constante
la blanca vianda a su sazón se alíe.
Y al llegar el instante
en el que cese la áspera faena
de patatas bien limpias y cortadas
la caldera se llena,
y cuando quedan blandas y guisadas
y sintiendo va su ánimo flaco
tras la labor penosa, el marinero,
a un aviso jovial del cocinero,
se apresta a devorar el marmitaco.
PEDRO EGUILLOR
miércoles, 15 de abril de 2009
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Ja,..ja,..ja,.
ResponderEliminarEl Capitán ha muerto,... ¡Viva el Capitán!
Gracias por la dedicatoria, chavalote. Es bueno el poema ¿Verdad?.
Hombre Capitán!!! vaya.... Pues buen poema le han dedicado y buena foto le han puesto, pera mas ricas son las carraquelas.je.
ResponderEliminarBesitos y amor
je