miércoles, 31 de diciembre de 2008
...vida nueva
domingo, 28 de diciembre de 2008
Voyeurismo
Esto me deja sin palabras.
"A veces me encontraba a Albertina dormida y no la despertaba. Tendida cuan larga era, en una actitud tan natural que no podría improvisarse, me parecía un largo tallo que alguien dejara allí; y en realidad así era, porque aquel poder de soñar que yo tenía solo en su ausencia, lo recuperaba en esos momentos junto a ella, como si al dormir se hubiera transformado en una planta. De este modo, su sueño realizaba en parte la posibilidad del amor. Si estaba solo, podía pensar en ella, pero la echaba de menos, no la poseía; si estaba presente, hablaba con ella, pero permanecía demasiado ausente de mí mismo para poder pensar. Cuando ella dormía, no tenía que hablar, sabía que ella no me observaba, no necesitaba vivir en la superficie de mí mismo. Con los ojos cerrados y sin consciencia, Albertina se había despojado, uno tras otro, de aquellos rasgos de humanidad que me decepcionaron en cuanto la conocí. Sólo la animaba la vida inconsciente de los vegetales, de los árboles, vida muy diferente de la mía, muy ajena, y que no obstante era más mía. Su yo no se escurría ya continuamente, como cuando hablábamos, por las oquedades del pen-samiento inconfesado o de la mirada. Había retornado a sí lo que se mantenía fuera de ella, estaba refugiada, encerrada, resumida en su cuerpo. [...]
Una vez dormía profundamente, dejaba de ser únicamente la planta que había sido; su sueño, a cuya orilla soñaba yo con una fresca voluptuosidad de la que nunca me habría cansado y que podría disfrutar indefinidamente, era para mí todo un paisaje. Ponía junto a mí algo tan sereno y tan deliciosamente sensual como aquellas noches de luna llena en la bahía de Balbec, plácida entonces como un lago, donde las ramas apenas se mueven y, tendido sobre la arena, uno escucharía indefinidamente el reflujo de las olas. [...] Entonces, sintiendo que estaba plenamente dormida y que yo no tropezaría con escollos de consciencia, recubiertos ahora por la pleamar del sueño profundo, me metía en la cama sigilosamente, junto a ella, pasaba uno de mis brazos por su cintura, posaba mis labios en su mejilla, en su corazón, y luego mi única mano libre por todas las partes de su cuerpo [...]
Otras veces, [el sueño de Albertina] me hacía disfrutar de un placer menos puro. No necesitaba para ello de ningún movimiento; sólo extendía mi pierna contra la suya, como la rama que uno deja suspendida y le imprime de vez en cuando una leve oscilación, semejante al intermitente batir del ala de los pájaros que duermen en el aire. [...] Su respiración, al hacerse más fuerte, podía sugerir el jadeo del placer, y cuando el mío llegaba a su fin, podía besarla sin haber interrumpido su sueño. En esos momentos, me parecía que acababa de poseerla completamente, como a un objeto inconsciente y dócil de la muda naturaleza.
Al ver aquel cuerpo tendido allí, me preguntaba qué tabla de logaritmos lo constituía para que todas las acciones en las que había podido involucrarse, desde un movimiento del codo hasta un roce del vestido, pudieran ocasionarme, desplegadas al infinito por todos los puntos que ocu- paba en el espacio y en el tiempo y reavivados ocasional y repentinamente en mi recuerdo, una angustia tan dolorosa y que sabía, no obstante, determinada por unos gestos y deseos de ella que me habrían resultado en otra, en ella misma cinco años atrás, o cinco años después, tan in- diferentes. Era un engaño, pero al que yo no tenía el valor de buscar otra solución que mi muerte".
Marcel Proust
Caminos
lunes, 22 de diciembre de 2008
Feliz navidad
jueves, 18 de diciembre de 2008
Ven a salvarme amor
He venido en el tren.
Escribo una postal
y la meto en el sobre.
Recuerdo aún tu nombre
y el Apartado 3
de Correos de un pueblo
donde nunca estaré.
Ven a salvarme, amor:
he naufragado ya.
Escribo con mi sangre
en un feble papel.
La botella está rota
y no lleva tapón.
La mar está movida,
se acerca el huracán.
Ven a salvarme, amor.
Iván Tubau
domingo, 14 de diciembre de 2008
Capeando el temporal
jueves, 11 de diciembre de 2008
Alga quisiera ser
Alga quisiera ser, alga enredada
en lo más suave de tu pantorrilla;
soplo de brisa contra tu mejilla
arena leve bajo tu pisada.
Agua quisiera ser, agua salada
cuando corres desnuda hacia la orilla;
sol recortando en sombra tu sencilla
silueta virgen de recién bañada.
Todo quisiera ser, indefinido,
en torno a ti: paisaje, luz, ambiente,
gaviota, cielo, nave, vela, viento...
Caracola que acercas a tu oído,
para poder reunir, tímidamente,
con el rumor del mar, mi sentimiento.
Ángel González
miércoles, 10 de diciembre de 2008
La planta y el jardinero
Dedicado a aquellas plantas (que son muchas) que están en el jardín equivocado...
El jardinero experto mimaba con celo todas las plantas del jardín. Ellas no podían resistirse a sus cuidados y, tarde o temprano, terminaban haciendo lo que les correspondía hacer por naturaleza: crecer, florecer, lucir sus mejores colores y brillos...
Aquella no. Había pasado por todas las ubicaciones posibles en el jardín, todas las combinaciones posibles; nada había dado resultado. Aquella planta que le regalaran, ya hacía demasiado tiempo, mustia, sin color, apenas un feble tallito marrón, seguía justamente así. Demasiado tiempo...
Cansado, el jardinero experto un día de invierno dejó aquella planta junto a los contenedores de la basura que había delante de la casa. Allí la encontró el jardinero de la casa de al lado. Se agachó para mirarla, rozó con los dedos su pequeño tallo marrón y se la llevó con él. Aquel otro jardín, contiguo al primero, era prácticamente igual. El nuevo jardinero la colocó en un huequecito que quedaba libre, la regó un poco, le sonrió y entró en su casa pasando la mirada por todo el resto de plantas de su jardín a modo de saludo.
Al mes siguiente, aquella planta, era lo que tenía que ser, lo que podía ser... porque estaba en el lugar en el que debía estar...
Saludos
jueves, 4 de diciembre de 2008
El niño con el pijama de rayas
"La niñez se mide en sonidos, olores e imágenes, antes de que llegue la hora oscura de la razón"
Y pienso en mi niñez, toda una maravilla, por suerte. No he sabido enmarcar mis pensamientos en una frase tan concisa, pero a diario me viene la idea de que, conforme nos hacemos mayores, perdemos la percepción de las cosas. Cuando eres niño el tiempo pasa lento, todo es novedad, y recuerdo como si estuviera allí el olor de la crema nivea en verano, el olor a puerto de mar del puerto de Conil, el tacto del algodón de la bata de rayas azules que mi madre usaba en verano, el olor a grasa rancia del garaje, y el inconfundible olor del cuarto donde dormitaban perpetuamente en verano alguno de los visitantes del refugio.
Y veo con temor pasar los días, y como siempre una nebulosa de pensamiento absurdo nos ocupa la cabeza, y no nos deja espacio para percibir lo realmente importante: el frío, el calor, el olor de las estaciones, las flores del campo y el tacto de la tierra mojada. Hace tanto que no me tiro en la tierra armado de cuatro cacharros y me paso horas y horas escarbando en busca de gusanos, o haciendo hoyos para jugar a las canicas... En ese tiempo era una esponja donde la riqueza de las sensaciones me inundaba por momentos.
Se puede vivir sin pensar, creo que si, aunque sea un ejercicio más complicado que el más intrincado problema de física. Se puede vivir sin pensar, eso pienso cuando viajo, cuando me veo en medio de un monte perdido en Asturias, rodeado de vacas y de arañas y de bichos a los que envidio profundamente. Tal vez la vida sea eso, y lo que hacemos diariamente no sea más que equivocarnos y crear un mundo de hostilidad e inconformismo. Tal vez sea vivir en el campo rodeado de animales, sin más preocupación que apuntar en un viejo cuadernillo las fechas de las cosechas, el mejor tiempo para podar los rosales, las lunas más propicias para la pesca, los días que nevó el año pasado, y el otro y el otro... Tal vez esa sea la única forma de que podamos saborear la vida, de que podamos sacarle el provecho que se nos brinda, y al que le volvemos la cara día tras día.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Remedio nutritivo contra el frío: Sopa de mejillones
INGREDIENTES
1kg de mejillones (Con la cascara bien limpita)
Un tomatito maduro
Media cebollita
Laurel
1 diente de ajo
Agua
Media pastilla de caldo de pescado
Pan de sopas (cualquier pan medianamente decente, del día anterior, cortado a rodajitas de medio cm y secado en el horno hasta que s seque). El pan es opcional, puede sustituirse por arroz...pero es más auténtico.
ELABORACION
Hervir los mejillones en litro y medio de agua con una hoja de laurel. Reservar el caldo y sacar los bichos de la cáscara. Reservar también. Si los mejillones son grandecillos, cortarlos por la mitad.
En una olla hacemos un sofrito, primero el ajo en laminitas, despues la cebolla y después el tomate, hasta que se haga un buen sofrito (en este orden riguroso, lo digo para los menos expertos). Echar encima el pan de sopa y machacar con una cuchara de palo hasta partir un poco el pan y que absorba el sofrito. Añadir el caldo que teníamos reservado (colado, por supuesto), la pastilla de caldo y los mejillones cortados. Dejar hervir un ratillo y corregir de sal.
He comprobado que esta sopa está mucho más buena hecha del día anterior, o por lo menos hecha al mediodía, se deja enfriar y se toma por la noche....
Probadlo... ¡¡¡no os arrepentíréis!!!
martes, 2 de diciembre de 2008
Lucas, sus largas marchas
Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol. Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuando se inició la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el rumbo que lo llevara a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Margarita pare llevarle mi mensaje simpático; entretanto, desde aquí podía ser feliz imaginando su alegría al verlo llegar, la agitación de sus trenzas y sus brazos.Tal vez los años luz son todos iguales, pero no los años caracol, y Osvaldo ha cesado de merecer mi confianza. No es que se detenga, pues me ha sido posible verificar por su huella argentada que prosigue su marcha y que mantiene la buena dirección, aunque esto suponga para él subir y bajar incontables paredes o atravesar íntegramente una f ábrica de fideos. Pero más me cuesta a mí comprobar esa meritoria exactitud, y dos veces he sido arrestado por guardianes enfurecidos a quienes he tenido que decir las peores mentiras puesto que la verdad me hubiera valido una lluvia de trompadas. Lo triste es que Margarita, sentada en su sillón de terciopelo rosa, me espera del otro lado de la ciudad.
Si en vez de Osvaldo yo me hubiera servido de los años luz, ya tendríamos nietos; pero cuando se ama largo y dulcemente, cuando se quiere llegar al termino de una paulatina esperanza, es lógico que se elijan los años caracol. Es tan difícil, después de todo, decidir cuales son las ventajas y cuales los inconvenientes de estas opciones.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Amor 77
Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.
J. Cortázar
Buena semana y sean ustedes mismos el mayor tiempo posible. Yo por mi parte estoy haciendo todo lo posible :)